En la actualidad San Ignacio Miní es la mejor conservada de las misiones jesuíticas de los siglos XVI y XVII en territorio argentino.
Alrededor de una plaza central se distribuyen la iglesia, la Casa de los Padres, el cementerio, las viviendas y el cabildo.
En la construcción de San Ignacio se empleó la piedra local, el asperón rojo, en grandes piezas.
A su vez, la ciudad de San Ignacio es un centro turístico con paisajes apasionantes como el Peñón del Teyú Cuaré, el río Yabebirí y bellezas naturales desperdigadas en toda su extensión.
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